A grandes rasgos, existen 2 tipos de tratamientos de blanqueamiento dental, según la etiología de la decoloración: el blanqueamiento externo y el blanqueamiento interno. A partir de un correcto diagnóstico se puede planear un tratamiento, con relación a dosis, duración y estableciendo el pronóstico.
Al abordar un caso de blanqueamiento externo, además de un diagnóstico etiológico preciso, es el confort del paciente y la disponibilidad de tiempo para dedicarle al tratamiento, lo que va a determinar la elección de la técnica a emplear. La misma puede variar desde el uso de cubetas durante varias horas por día (ambulatorio) hasta los tratamientos profesionales. Esto es posible dado que el resultado final alcanzado es independiente de la técnica empleada.
En el libro “Estética y blanqueamiento dental en la era digital” (Kohen SG, Varas PA, Jadad Bechara E; 2023) se explican detalladamente las distintas técnicas que se utilizan actualmente para todas estas técnicas. Se enumeran las indicaciones y contraindicaciones de cada una de ellas, así como las maniobras previas que tiene en común y la importancia de cada una. Se vuelve a resaltar la importancia del correcto diagnóstico etiológico de las pigmentaciones para lograr un tratamiento exitoso.
Las dos grandes categorías del blanqueamiento externo son: el blanqueamiento ambulatorio y el blanqueamiento profesional.
El blanqueamiento ambulatorio es el que realiza el paciente en su casa utilizando una cubeta personalizada y supervisado periódicamente por el profesional. En esta técnica se utilizan concentraciones bajas de agente blanqueador (peróxido de carbamida inferiores al 30% o concentraciones de peróxido de hidrógeno inferiores al 9%) que no implica un riesgo para el paciente, por lo que puede utilizarla fuera del consultorio siendo monitoreado y capacitado por el profesional para su uso. La técnica consiste en la utilización de cubetas para mantener el agente blanqueador en contacto con la superficie a blanquear, en general de uso nocturno, ocho horas aproximadamente, o diurno al menos durante tres horas.
Para llevar a cabo esta técnica es indispensable la fabricación de una cubeta plástica o férula para la contención del material blanqueador durante su uso. En el capítulo se explica detalladamente como confeccionarla, tanto de la manera tradicional (con el modelo de yeso) como de forma digital (mediante programas de diseño).
El blanqueamiento profesional es el que se lleva a cabo utilizando altas concentraciones de agente blanqueador. Una de las opciones es utilizando las mismas cubetas que se utilizan para el blanqueamiento ambulatorio con concentraciones de peróxido de carbamida mayores al 30% o concentraciones de peróxido de hidrógeno entre el 9% y el 12%. Esta modalidad de tratamiento debe ser con monitoreo constante del profesional (idealmente) o con el paciente en la sala de espera por un lapso de 40-90 minutos según el material y la concentración que se utilice.
El blanqueamiento profesional sin cubeta es la técnica de elección cuando lo que se busca es transferir la responsabilidad del tratamiento al profesional. Consiste en la utilización de un peróxido de alta concentración (peróxido de hidrógeno mayor al 30%.) aplicado directamente sobre la superficie dentaria. Es también una técnica más directa y rápida que la ambulatoria, aunque los resultados a mediano plazo no sean significativamente diferentes.
Ambas técnicas (ambulatoria y profesional) pueden combinarse ambos, disminuyendo de esta manera el tiempo de uso y la sensibilidad. Consiste en realizar una visita semanal al odontólogo para realizar el tratamiento profesional y complementarlo diariamente con el uso ambulatorio.
Durante todo el libro se hace referencia a los pasos clínicos que implican a cada técnica, así como a las precauciones y pronóstico de cada una y los distintos productos comerciales disponibles. También se sugiere una dieta para mejorar los resultados del tratamiento y se resalta la necesidad e importancia tanto de la remoción de la placa bacteriana en forma periódica, como de la disminución de la ingesta de factores pigmentarios, para evitar la recidiva del color y como prolongar los objetivos logrados.
Fig.1: Cubetas para blanqueamiento externo amulatorio analógica (A) y diseñada digitalmente (B).
Fig. 2: Blanqueamiento externo profesional con aislamiento absoluto.
El blanqueamiento interno es aquel que se lleva a cabo en piezas que han sido tratadas endodónticamente y se han pigmentado. Este tratamiento blanqueador debe ser llevado a cabo por el odontólogo, el cual debe seleccionar cuidadosamente el caso y el material a utilizar. Si bien existen distintas técnicas de blanqueamiento interno, existen procedimientos que son comunes a todas ellas. El más importante de ellos es el aislamiento o sellado del conducto radicular para evitar el traspaso de los agentes blanqueadores al espacio periodontal o a la profundidad del canal radicular. Es un paso fundamental para llevar a cabo cualquier técnica y se detalla a lo largo del libro.
Fig.3: A. Preoperatorio. Cambio de coloración en la pieza 21 por residuos de obturaciones de tratamiento endodóntico anterior. También se observan restauraciones con resinas filtradas y restos de cálculo por higiene bucal deficiente. B. Posoperatorio luego del blanqueamiento interno y externo ambulatorio y el cambio de las restauraciones de resina filtradas.
El blanqueamiento dental es una técnica segura y eficiente para tratar de forma conservadora las pigmentaciones dentarias. Es necesario conocer las diferentes técnicas existentes para lograr la mayor satisfacción del paciente.